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lunes, 27 de enero de 2014

El sujeto, un punto dinámico (Parte I)


Esa sensación de revoltijo en algún órgano interno como consecuencia de un cúmulo de emociones que almacenamos, que queremos conservar; las guardamos en cajas diminutas que después escondemos en algún recóndito lugar de lo que llamamos panza, o en ocasiones en la garganta –Tengo un nudo en la garganta, un nudo en el estómago, no puedo hablar, no quiero-  alardeamos y dejamos que pase ese pasmo que nos provoca sentirnos atrapados en nosotros mismos.
Cajas diminutas: sólidos geométricos, con ángulos y vértices, líneas y sombras entre sus caras; las amontonamos, enmarañamos, dejan de ser uno y se convierten en un todo, un todo orgánico, integrado y con rastros de perfección, pareciese que vivimos con un universo complejo dentro,  que no nos permite poder tocar al otro, sentirle, amarle. ¿Qué es del ser humano si el único tesoro que puede mantener intacto son estas cajas diminutas llenas de emociones? Este ensayo es una reflexión sobre Aprender la condición humana: Ensayo sobre Pedagogía de la Ternura de Alejandro Cussiánovich, cabe mencionar que los temas de los que hablo se presentan del prólogo al segundo capítulo; no pretendo profundizar en cuanto a pedagogía se refiere, sino relacionar lo que dice Cussiánovich con temas que me generan particular interés: el lenguaje, teoría de sistemas y el desarrollo sustentable, todo aplicado a la educación. 
Pedagogía de la Ternura busca recuperar el sujeto que en el contexto se ha refundido, Cussiánovich habla de cómo se ha desdibujado social y políticamente el sujeto, se pierde como sujeto ético, como lugar de encuentro, como posibilidad de humanización, como el que nunca debe dejar de aprender la condición humana. (Cussiánovich, 2007)
¿Por qué hablar del lenguaje?
Las relaciones interpersonales  se ven trastocadas por el uso del lenguaje, que, a través de la historia, ha sido fuente de colonización al imponer contenidos cognitivos. Recurriré a una curiosa definición para hacer más comprensible el punto al que me refiero: palimpsesto, palabra usada para definir la forma en la que un “manuscrito antiguo conserva huellas de una escritura anterior” (RAE, 2010) en este caso, palimpsesto es lo que sucede cuando el lenguaje adquiere ese contenido cognitivo, es la segunda capa que envuelve a las palabras, es todo lo que han adquirido más allá de su definición y que se va acumulando y combinando con todo lo que ya contiene.
Con lo anterior, imagino al educador como un recipiente de contenidos, es lenguaje per sé, y debe ser traductor, convertirse en un políglota e intérprete, conocer pautas de comportamiento, formas de consumo, formas de vida y aprender y vivir el lenguaje y los discursos de los que dé cátedra, pues se  aprende más del ejemplo que de los discursos.

Nota al lector.
Hago una catarsis que me permita seguir escribiendo.

domingo, 5 de enero de 2014

2da Carta: No permita que el miedo a la dificultad lo paralice

Sobre la segunda carta de Freire me encuentro en desacuerdo con el nombre del capítulo. En ella el autor comienza a hablar del miedo que puede surgir en el individuo al momento de enfrentar un reto que pareciera superarlo, sin embargo -y lo que a mi consideración es más importante- posteriormente habla de cómo el miedo puede ser heredado a los estudiantes.
Durante el inicio de la carta, Freire comienza a hablar del miedo a los grandes retos -considero que este es un atrevimiento que le debemos dejar a aquellos autores de superación personal- no obstante, conforme avanza en su escritura, delinea un nuevo tema: la interpretación crítica de un texto, y luego retoma el supuesto tema principal de la carta: el miedo a realizar este arduo trabajo. Cuando Freire concluye la carta, me permite vislumbrar algo mucho más interesante: los miedos heredados de profesores a estudiantes.
¿Por qué hablo de esto? Aunque no lo pareciera, Freire deja entrever el hecho de que como profesores podemos caer en un error horroroso: heredar nuestros miedos a los estudiantes. Y no se trata, como pudiera parecer en la carta de Freire, que solamente se herede el miedo a hacer una lectura crítica de los textos Esta herencia de los miedos puede llevar a nuestros alumnos hasta conductas nuestras que reconocemos inapropiadas pero que seguimos llevando a cabo.
Permítanme explicarme: como profesores no solamente construímos un discurso para que los alumnos nos entiendan, nosotros mismos tenemos un discurso generado de acuerdo a nuestra propia individualidad. Ahora, los alumnos, como seres completamente perceptivos, no se detienen a inquirir qué parte del discurso generado por nosotros es el que deben "aprender" y cuál pertenece solamente a nuestra persona. No existe una diferencia para ellos entre lo que les decimos en clases y lo que podemos comentar fuera del aula. Entonces, cada acto, cada palabra, cada conducta se vuelve parte de la herencia que le transmitimos a nuestros alumnos, y así como podemos ser una fuente del saber, también podemos serlo de corrupción o temor.
En la entrada anterior mencionaba cómo la enseñanza transforma también nuestra persona, pues como docentes, críticos de nuestro trabajo, también debemos darnos cuenta de qué otras cosas estamos inculcando a nuestros alumnos, más allá de los contenidos de las asignaturas. En nosotros puede radicar la diferencia entre unos buenos ciudadanos conscientes y críticos de su situación o simples seres enajenados que se encargan de repetir patrones y conductas de manera autómata.
En mi opinión, esta carta debería llamarse: la herencia del docente.

lunes, 9 de diciembre de 2013

El día que me quedé sin un cacho de corazón.

Me quedé con Saúl después de clases, no era día agendado para tutorías pero había decidido ya quedarme con Juan (18  años) y con Saúl (16 años) para trabajar sólo con ellos. Juan estaba muy concentrado armando un rompecabezas 3D que traje "de la ciudad grande" como él la llamo.  
Pedí a Saúl que escribiera en su libreta las cosas que lo hacían  feliz.

Soy feliz
Cuan do bendo mio conejos y tengo dinero.
Cuan do juego al fubol.
Cuan do boy alos bailes.

Le pedí que lo leyera, y me causó mucha curiosidad que cuando leía fubol lo decía correctamente, futbol.
Pensé que podría ser una de esas veces en las que tienes hambre y te comes algunas letras.

Pasó al pizarrón y escribió fubol otra vez.
- Saúl, ¿qué dice ahí?
- Ahí dice futbol
- ¿Estás seguro?
- Sí, mire... fut-bol *decía mientras me señalaba la palabra fu-bol*

Con la intención de que completara la palabra, le pedí que escribiera el alfabeto, lo que escribió fue lo siguiente.

A B C D E F Y J K R Z W Z

En ese momento, se rompió mi corazón, sentí un nudo en la garganta provocado por el enojo y la impotencia, no hacia Saúl, hacia el mundo. 

Dejaré la historia hasta aquí y les explico porqué decidí contarles esto, leyendo a Freire caí en cuenta que TODO forma parte de nuestra identidad cultural, él menciona algunos aspectos como gustos, valores, lenguaje, prosadía, sintaxis, ortografía y semántica.

¿Pero cómo es que ese TODO nos forma y transforma? Como dice Lala (mi roommate) "origen no es destino". Después de lo que sucedió con Saúl una de mis prioridades es que los chamacos puedan darse cuenta que no sólo ellos pueden ser transformados por ese TODO si no que ellos también pueden transformarlo, moldearlo, diseñarlo.

Al final, ese es nuestro objetivo como PEMs, pero ¿qué tanto estamos pensando en ellos como personas y no sólo como resultados de exámenes con los que es evaluado nuestro desempeño?
No puedo poner todo mi esfuerzo para que Saúl aprenda de pi a pa el método científico, primero quiero que Saúl sea el mejor Saúl que puede ser y que esté seguro de que su alfabeto está completo.


La poción mágica

Pienso en el maestro ideal, el soñado, el que necesitamos, el maestro que muy pocos son/somos. Freire habla de que este maestro ideal debe ser:

Humilde. Regirse por la valentía, la confianza en sí mismo y en los demás.

Una frase que rescato de esta parte y con la que podría resumirla es "Todos sabemos algo, todos ignoramos algo". Ser un maestro humilde es ser una persona siempre dispuesta a aprender y a enseñar.

Amoroso. Tener amor a los alumnos y al proceso de enseñar y entregarse a su trabajo con ese amor armado (un amor luchador de quien se afirma en el derecho o en el deber de tener el derecho de luchar, de denunciar, de anunciar).

Valiente. Sabe gobernar y educar el miedo. Provoca críticamente la consciencia del alumno. Aprende y enseña a superar el miedo con tácticas que disminuyan los riegos que provocan el miedo.

Tolerante. Convive con lo que es diferente, desde el respeto, la disciplina y la ética.

Seguro. Freire menciona que decidir significa romper para optar y desde este punto de partida el maestro y el alumno pueden adueñarse de competencias científicas, claridad política e integridad ética, que los arman de seguridad. 

Alegre. Por último, tener la alegría de vivir, fomentar y luchar por una escuela alegre, que contagie ganas de ser y estar.

¿Por qué como PEMs debemos buscar fortalecer estos 6 pilares?
Aunque la mayoría de nosotros no tenemos formación docente, compartimos ese pensamiento idealista "quiero cambiar ______". Queremos cambiar algo, cada uno tiene su historia, sus metas y motivaciones pero coincidimos en que podremos cambiar ese algo comenzando aquí, en un salón de clases. 

En la Quinta Carta Freire dice que:

       "No basta querer para cambiar el mundo. Querer es fundamental pero no es          suficiente. También es preciso saber querer, aprender a saber querer, lo que implica aprender a saber luchar políticamente con tácticas adecuadas y coherentes con nuestros sueños estratégicos" 

Educarnos como un maestro ideal nos ayudará a lograr ese cambio que buscamos, debemos ser las personas que queremos que nuestros alumnos/hijos/hermanos sean. Cada quien tiene el poder de crear la fórmula para esta poción mágica. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Gente común haciendo cosas extraordinarias

Referente a la Tercera Carta, donde Freire habla de la valoración de la práctica educativa, se me quedó esta frase y con la que inicio la reflexión sobre el tema. 

Gente heróica, generosa, amorosa, inteligente pero despreciada por las oligarquías nacionales.(pág. 55) Esto me hace pensar en la labor de los PEMs (Profesional Enseña por Méxicoen la Sierra Norte y en todos aquellos docentes que se encuentran en las áreas con mayor rezago económico y social, donde no tienen las ventajas de contar con infraestructura adecuada, material didáctico, aulas digitales, bibliotecas, luz y agua, baños, mobiliario, en fin... donde se deben de valer de sus propios recursos para guiar a los alumnos por y hacia el aprendizaje. Timothy Mo escribe en The Redundancy of Courage que no hay tal cosa como un héroe, sólo gente común a la que le piden hacer cosas extraordinarias en circunstancias terribles, y las hacen. 

Debemos respeto y admiración a todos los docentes que por convicción y con determinación están en las aulas y a todos aquellos laborando para que puedan llevar su tarea acabo. Digo debemos respeto porque es una cuestión cultural, con el tiempo se ha ido desprestigiando la práctica educativa, como menciona Freire para muchos de los que se encuentran formándose como docentes es una práctica "mientras me caso" o "es que no entré donde quería, me quedó esto". 
Y desde ese momento, antes de que los formadores entren al aula, hacemos menos la profesión educadora, una de las más criticadas y menos valoradas en México, y en este momento donde la Reforma es un parteaguas en el sistema educativo, debemos aprender sobre la relevancia de este tema que no sólo es educativo, sino político y social. Si como sociedad tratamos con dignidad a los docentes, podremos entonces esperar y exigir eficiencia y educación de calidad.

México busca adoptar algunas prácticas que han llevado a países como Finlandia, Singapur y Taiwán a estar en los primeros lugares en nivel de educación y donde la docencia es de las profesiones más admiradas y mejor pagadas. Les dejo algunos blogs y portales de educación donde se trata este tema.  
Gigantes de la Educación.
Elige educar

Además de estar dentro del aula generando un cambio transformacional, como PEMs también debemos, desde las escuelas, hacer conscientes a padres de familia, alumnos y a los mismos docentes y directivos del valor de la práctica educativa, pues tiene un impacto trascendente en la formación de las personas. 


Leer el mundo, no la palabra.


Mientras leía la Segunda Carta de Freire en Cartas a quien pretende enseñar, fue inevitable transportarme a mi primera clase de taller de diseño donde aprendí que un objeto no sólo es un algo, palpable, observable, sino que representa un sin fin de historias, procesos y que lo que vemos es sólo el 20%  de lo que el objeto en verdad es. Les cuento lo que se me vino a la mente y cómo lo relaciono con la lectura de esta semana. 


Las tijeras, uno de los objetos más complicados desde su diseño hasta su uso. Observemos la imagen, todas son tijeras, algunas conocidas, otras no tanto y ¿qué tienen en común? Sirven para cortar, comparten características; poseen hojas afiladas de metal, tienen punta guía y mango, la mayoría de las tijeras se componen de 2 partes complementarias unidas en un punto pivote. Sólo conocemos la anatomía de las tijeras que usamos y aún así no sabemos distinguirlas, usamos las tijeras de tela para cortar papel, las tijeras de cocina para cortar láminas de metal, las tijeras de electricista para podar y las de cocina para cortar cables. -Lo que quiero es cortar- seguro se justifican igual que yo lo hago cuando corto la carne con el cuchillo para el pan. 

Aquí el meollo, si cada una de ellas fue diseñada y fabricada para cumplir una función, no las usamos correctamente por que no las conocemos, nuestro conocimiento sobre los objetos se limita a lo que vemos y tocamos y nos perdemos la inmensa riqueza de lo que hay detrás. ¿Por qué esto es rojo y no azul? ¿Por qué esta parte está más grande que la otra? ¿Por qué ésta tiene un ángulo diferente a la otra pieza? En alguna parte del camino, perdimos la curiosidad.

Pasa lo mismo con los textos, nos conformamos con leer la palabra pero no el mundo. ¿Por qué el escritor dice que María está triste? ¿Qué pensó María aquella noche que Juan José la besó? ¿Por qué viven en una granja y no en la ciudad? Menciona Freire, leer no es sólo ver y memorizar, es interpretar, intentar conocer al autor y todo lo que pasa por su mente. ¿Cómo podemos llevar a nuestros alumnos a alimentarse de curiosidad y estar hambrientos de conocimiento? Innovando, con estrategias  donde se vean obligados a cerrar los ojos y seguir viendo. -Tengo ya varias ideas, las aplico y más adelante les cuento cómo me fue-

Freire sugiere los grupos de lectura, donde la comprensión del texto llega después de que cada participante comparte su descubrimiento, inferencias, aprendizaje o suposiciones. Si se les dificulta leer, ahora comprender será un reto mayor, pero confío que con un par de actividades a la semana y generar interés por la lectura y todo lo que pueden conocer gracias a ella, podremos despertar curiosidad y pasión por lo que hay detrás. Los alumnos no tendrán miedo ni inseguridad ante la dificultad de leer y comprender, si no saben que existe dificultad, si lo convertimos en un escalón para poder subir y no en un tope, dejar en claro que todos somos capaces de ajustar nuestras habilidades, lo lograrán y no lo percibirán como una tarea de escuela sino una necesidad diaria. 

Propongo hacer declaraciones afirmativas, retadoras, que sean parte de cada clase, que leer y comprender sea el único camino, no demos otras opciones. Seguro uno que otro alumno, después de un tiempo, andará descifrando textos, objetos, autores, y lo que se le cruce por el camino; una pequeña victoria manifestándose.