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martes, 20 de mayo de 2014

Si quiero estudiar pero tengo que llevar dinero a mi casa...

Hace 10 meses, cuando comenzó este reto, tenía muy claro una de las cosas que quería lograr, que mis alumnos antes de salir de bachillerato decidieran qué estudiar, en dónde y que tuvieran una noción de lo que les gustaría hacer al finalizar su carrera universitaria.
Hoy, me encuentro leyendo los post-it que pedí escribieran mis alumnos de último semestre, en el post-it respondieron las siguientes preguntas.
  • ¿Qué quiero estudiar? 
  • ¿En dónde? 
  • ¿Por qué si o por qué no quiero/debo estudiar?
En Agosto, ir a la universidad no aparecía en su mapa, 2 de 15 alumnos lo mencionaban como algo muy grande que seguro nadie alcanzaría. Sentí una enorme satisfacción porque esos 15 alumnos contestaron las 2 primeras preguntas, ya no estaban en blanco como hace tiempo.

Seguí leyendo y después de un rato la satisfacción se convirtió en frustración (como ocurre a menudo) me topé con otra realidad, la que veo todos los días pero que hasta hoy se convirtió en una realidad inmediata, en una puerta cerrada. 

Les comparto algunas respuestas:
  • "Si quiero estudiar pero debo ayudarle a mi mamá para llevar comida a la casa"
  • "Yo quiero estudiar Ingeniería Mecatrónica, pero profa ya lo pensé bien, me meteré a trabajar para poder mantener a mis hermanos"
  • "Biología. Aunque quiero, no estudiaré. Mi papá no me apoya, dice que sólo será un gasto, que al final me casaré y eso es un desperdicio. Él sólo quiere que le ayude con los animales pues nadie más lo hace. Mi mamá si me apoya, pero nunca dice nada cuando mi papá habla."
  • "Gastronomía o Psicología. Me gusta ayudar a los demás por eso quiero estudiar. pero estoy indecisa, creo que será mejor que me meta a trabajar y así puedo llevar dinero a mi casa para que nos alcance".
Resolver los inmediatos.
¿Por qué hay deserción?¿Sólo por que no tienen metas y no quieren estudiar?
Ellos están resolviendo los inmediatos, lo que saben que es una necesidad.



lunes, 27 de enero de 2014

El sujeto, un punto dinámico (Parte I)


Esa sensación de revoltijo en algún órgano interno como consecuencia de un cúmulo de emociones que almacenamos, que queremos conservar; las guardamos en cajas diminutas que después escondemos en algún recóndito lugar de lo que llamamos panza, o en ocasiones en la garganta –Tengo un nudo en la garganta, un nudo en el estómago, no puedo hablar, no quiero-  alardeamos y dejamos que pase ese pasmo que nos provoca sentirnos atrapados en nosotros mismos.
Cajas diminutas: sólidos geométricos, con ángulos y vértices, líneas y sombras entre sus caras; las amontonamos, enmarañamos, dejan de ser uno y se convierten en un todo, un todo orgánico, integrado y con rastros de perfección, pareciese que vivimos con un universo complejo dentro,  que no nos permite poder tocar al otro, sentirle, amarle. ¿Qué es del ser humano si el único tesoro que puede mantener intacto son estas cajas diminutas llenas de emociones? Este ensayo es una reflexión sobre Aprender la condición humana: Ensayo sobre Pedagogía de la Ternura de Alejandro Cussiánovich, cabe mencionar que los temas de los que hablo se presentan del prólogo al segundo capítulo; no pretendo profundizar en cuanto a pedagogía se refiere, sino relacionar lo que dice Cussiánovich con temas que me generan particular interés: el lenguaje, teoría de sistemas y el desarrollo sustentable, todo aplicado a la educación. 
Pedagogía de la Ternura busca recuperar el sujeto que en el contexto se ha refundido, Cussiánovich habla de cómo se ha desdibujado social y políticamente el sujeto, se pierde como sujeto ético, como lugar de encuentro, como posibilidad de humanización, como el que nunca debe dejar de aprender la condición humana. (Cussiánovich, 2007)
¿Por qué hablar del lenguaje?
Las relaciones interpersonales  se ven trastocadas por el uso del lenguaje, que, a través de la historia, ha sido fuente de colonización al imponer contenidos cognitivos. Recurriré a una curiosa definición para hacer más comprensible el punto al que me refiero: palimpsesto, palabra usada para definir la forma en la que un “manuscrito antiguo conserva huellas de una escritura anterior” (RAE, 2010) en este caso, palimpsesto es lo que sucede cuando el lenguaje adquiere ese contenido cognitivo, es la segunda capa que envuelve a las palabras, es todo lo que han adquirido más allá de su definición y que se va acumulando y combinando con todo lo que ya contiene.
Con lo anterior, imagino al educador como un recipiente de contenidos, es lenguaje per sé, y debe ser traductor, convertirse en un políglota e intérprete, conocer pautas de comportamiento, formas de consumo, formas de vida y aprender y vivir el lenguaje y los discursos de los que dé cátedra, pues se  aprende más del ejemplo que de los discursos.

Nota al lector.
Hago una catarsis que me permita seguir escribiendo.

domingo, 19 de enero de 2014

De las risas al desencanto



S
ánchez Andraka, Juan. Un Mexicano Más. Primera edición 1966. 47a Edición impresa en México. 98 pp.


Juan Sánchez Andraca escritor, investigador, periodista y político mexicano, originario de Guerrero y ferviente amante de su tierra, publica su obra Un Mexicano Más, en 1966, siendo ésta una hilarante crítica a la idiosincrasia mexicana.

En Un mexicano más, Sánchez Andraca usa la narrativa para darle vida a Antonio Mendoza, un estudiante de 16 años. Lo que nos cuenta Toño es la transición por la escuela secundaria, un reflejo del contexto histórico, político y económico de México en la década de 1960, del déficit en los niveles educativos y de las carencias sociales.

Las primeras páginas de Un mexicano Más, me inundaron de risas y reflexiones, no sólo por lo campechano que escribe Sánchez Andraca, también porque me identifiqué en esos años de secundaria, los exámenes sin rigor, los profesores de historia que no saben historia y esas críticas de inconformidad; porque en Antonio Mendoza reconocí a muchos de mis alumnos y situaciones a las que están expuestos, situaciones que amoldan y definen. Desafortunadamente el pensamiento de los jóvenes provincianos, y más de aquellos en las comunidades rurales, no es muy diferente a la visión de Toño.

Si ubicamos la historia en una línea del tiempo, pareciese que es el actual panorama, sólo cambian los matices y los actores pero es el mismo hecho, la “educación”, sus padres, sus profesores  y todo su medio, lo transforma; lo inunda de machismo, conformismo, antivalores, de aspiraciones banales, falsas ilusiones y la cultura del México corrupto y le arrebata aquello que en las primeras páginas manifiesta, el sentido crítico de cada situación, la conciencia hacia los demás y hacia sí mismo, el amor por los suyos (que son todos), la honestidad y la inocencia. Toño se perdió en las masas y entre los del poder, perdió lo que era por buscar lo que querían, dejó de ser él para ser con y para ellos.

Antonio Mendoza al final, sólo es un mexicano más. Un mexicano más que me dejó desencantada, las risas del principio se convirtieron en un sabor amargo, se convirtieron en coraje al darme cuenta que así es México, surreal, con buenas intenciones y nada de acciones, lleno de críticos pero hundido en el ayer. Toño me hizo pensar en las intenciones de Andraca al retratar al mexicano y lo que el lector podría hacer con esto, más allá de ser un mexicano más.


DI Alejandra Rubio López
Interesada en la innovación social 
a través del diseño y la educación.

@rubioandra

viernes, 20 de diciembre de 2013

Octava y novena carta

Freire toca un punto muy importante cuando dice que: “por otro lado el reconocer la existencia de las herencias culturales debe implicar el respeto hacia ellas.”

A los maestros corresponde el papel de resaltar la importancia de las herencias culturales de cada uno de los alumnos, para que ellos se sientan orgullosos de sus raíces, de sus costumbres, de sus prácticas culturales en general y no se pierdan con la llegada de la modernidad a las comunidades.


Las clases que prepara un maestro deben estar enfocadas a resaltar el contexto cultural de la comunidad, pero no sólo se debe limitar a eso, sino que además debe enseñar a los alumnos a valorar sus costumbres y tradiciones, a sentirse orgulloso de ellas.