viernes, 17 de julio de 2015

Rosa y espina: reconocimiento al alumno.


     El primer día que llegué a la comunidad de Zacatepec, Chiconcuautla, Puebla, como parte del programa de apoyo intensivo PAI, se celebró la ceremonia de graduación de todos los niveles escolares. Comenzó a las 13:00 hrs. con misa especial y terminó a las 17:00 hrs. En esta, aporté un poco apoyando con los preparativos. Ahí observé que todos tienen gusto por la celebración, también que hay familias quienes tienen hijos que se gradúan por ejemplo de primaria y secundaria al mismo tiempo, los cuales realizan una sola comida o fiesta al terminar.


     En la ceremonia, se entregó reconocimiento a ciertos alumnos. Durante un momento, a un lado de mi llegó un niño de los primeros años de escuela primaria, este al acercarse con su madre extendió a ella su brazo lentamente y a una distancia considerable entregó su diploma, en silencio la madre lo recogió sin realizar algún gesto. Después se retira el niño con la misma expresión que tenía al principio.


     La madre observa detenidamente el reconocimiento, pero creo que quedó claro que el valor o aprecio que se dio en la forma de actuar con el miembro de su familia fue un poco desanimado cuando se trata de algo para realizar de manera mas alegre. Recordaba algo que recomendaban sobre lo importante de expresar a los seres queridos un interés o apoyo cuando hay malas noticias, pero cuando son buenas, es todavía más importante contestarles con generosidad y festejar eso positivo que nos dicen con alguna pregunta hacia ellos como ¿Cuando te enteraste? o ¿Como lo realizaste?.


     Al ser este el primer día, me dio la información para resaltar los logros de los hijos hacia sus padres en los siguientes días de trabajo, algo que agradecí en el día posterior, cuando conocí a Cesar, un niño de segundo grado de escuela y el más pequeño de su clase. Este niño se reconoció en el primer día del curso de verano por apartarse durante el receso. Antes había tenido un desempeño bueno participando con entusiasmo, al verlo de este modo durante el recreo algo estaba fuera de lugar. Al entrar al aula, se comenzó con juegos matemáticos, quién destacó al decir respuestas correctas inmediatamente en forma mental, con sumas y restas de 2 y 1 a ciertas cantidades.


     Ese día por la tarde se nos ofreció comida por parte de la madre de familia al ser este el primero de la lista de asistencia, conforme estaba previsto. Durante los alimentos, se le comentó a ella que era bueno en matemáticas, se le preguntó a Cesar varias operaciones y contestó todas de manera adecuada y rápida en presencia de la madre. Esta nos compartió a mi compañero Roberto y a mi que su esposo se pone a estudiar con él. También detalló que el padre de Cesar sale temprano y regresa cuando su hijo duerme, pero que en ocasiones lo ayuda.


     Me quedó pendiente ese día comentarle a Cesar y a su madre que así como recibe apoyo de su padre, el puede dar apoyo a sus hermanos para el beneficio de toda su familia, algo que creo se está siguiendo durante los días posteriores del curso.



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