En ocasiones uno no quisiera ser tan exigente, pero cuando
sientes que alguno de tus alumnos no logra ver la importancia que tiene el poder estudiar, no tienes más remedio que hacérselo notar de alguna u
otra forma.
Este fue mi caso con uno de mis estudiantes, había veces que
hasta me sentía mal porque él no hacía caso o reataba mucho en las clases, incluso llego a
decir que era una maestra muy estricta aun cuando de verdad yo no lo sentía
así, ya que lo único que hacía era tratar de que estuviera atento, haciéndole
preguntas de la clase, lo que el interpretaba como que yo tenía algo contra él,
varias veces intente hablarle, explicarle que en realidad él se parecía a mí,
que yo también suelo ser distraída y que
si le preguntaba era porque notaba que su mente ya no estaba presente en la
clase.
Poco a poco fui notando que él estaba cambiando de actitud,
ya que en uno de los talleres de regularización hasta buscaba la manera de que
le dejara otro problema para su salida, sin embargo, aún sentía como su orgullo
le impedía acercarse a mí para sus dudas o poner atención durante la clase, ya
que ese era el papel que había adoptado frente a sus compañeros.
Como PEM no era algo que me agradara y por más que trataba
de buscar dicho acercamiento, pero sin dejar de ser exigente, sentía que no lo conseguía. Un día en un taller
de autoestima, se realizó una actividad en la cual un alumno, maestro o PEM
tenían que decir algo bueno de algún compañero u otro de los participantes que
ahí nos encontrábamos y darse un abrazo, cuando a mi alumno le toco elegir a
alguien para elogiarlo me escogió a mí, diciendo que me consideraba una buena
maestra, y con el abrazo comprendí que no estaba haciendo las cosas tan mal,
francamente no me esperaba eso, y fue uno de mis mejores días.
Hay una frase que dice que como maestro se debe tener
firmeza de padre y ternura de madre (MF,101.3) y he aquí un claro ejemplo, el tener
amor a nuestros alumnos no significa que
debemos dejar de ser exigentes, siempre debemos esperar más de ellos y jamás
podrán saber hasta dónde pueden llegar si no los impulsamos a seguir adelante.
Debemos considerar también que cada alumno es diferente por
lo tanto requieren de diferentes necesidades, por lo cual debemos estar atentos
a cuales son para apoyarlos, algunos simplemente necesitan ser escuchados, un
poco de comprensión, mientras que otros necesitan de retos, de más exigencia
con ellos mismos, o en realidad ambas, es por eso que la frase la debemos tener
siempre en nuestra mente.
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