martes, 25 de noviembre de 2014

Firmeza de Padre, Ternura de Madre

En ocasiones uno no quisiera ser tan exigente, pero cuando sientes que alguno de tus alumnos no logra ver la importancia que tiene el poder estudiar, no tienes más remedio que hacérselo notar de alguna u otra forma.

Este fue mi caso con uno de mis estudiantes, había veces que hasta me sentía mal porque él no hacía caso o reataba mucho en las clases, incluso llego a decir que era una maestra muy estricta aun cuando de verdad yo no lo sentía así, ya que lo único que hacía era tratar de que estuviera atento, haciéndole preguntas de la clase, lo que el interpretaba como que yo tenía algo contra él, varias veces intente hablarle, explicarle que en realidad él se parecía a mí, que yo también suelo ser  distraída y que si le preguntaba era porque notaba que su mente ya no estaba presente en la clase.

Poco a poco fui notando que él estaba cambiando de actitud, ya que en uno de los talleres de regularización hasta buscaba la manera de que le dejara otro problema para su salida, sin embargo, aún sentía como su orgullo le impedía acercarse a mí para sus dudas o poner atención durante la clase, ya que ese era el papel que había adoptado frente a sus compañeros.

Como PEM no era algo que me agradara y por más que trataba de buscar dicho acercamiento, pero sin dejar de ser exigente, sentía que no lo conseguía. Un día en un taller de autoestima, se realizó una actividad en la cual un alumno, maestro o PEM tenían que decir algo bueno de algún compañero u otro de los participantes que ahí nos encontrábamos y darse un abrazo, cuando a mi alumno le toco elegir a alguien para elogiarlo me escogió a mí, diciendo que me consideraba una buena maestra, y con el abrazo comprendí que no estaba haciendo las cosas tan mal, francamente no me esperaba eso, y fue uno de mis mejores días.

Hay una frase que dice que como maestro se debe tener firmeza de padre y ternura de madre (MF,101.3) y he aquí un claro ejemplo, el tener amor a nuestros alumnos no significa  que debemos dejar de ser exigentes, siempre debemos esperar más de ellos y jamás podrán saber hasta dónde pueden llegar si no los impulsamos a seguir adelante.


Debemos considerar también que cada alumno es diferente por lo tanto requieren de diferentes necesidades, por lo cual debemos estar atentos a cuales son para apoyarlos, algunos simplemente necesitan ser escuchados, un poco de comprensión, mientras que otros necesitan de retos, de más exigencia con ellos mismos, o en realidad ambas, es por eso que la frase la debemos tener siempre en nuestra mente.




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