Por:
Ingrid Segura
La
importancia de la educación radica en los niveles de bienestar social que ésta
le otorga a un pueblo, de tal forma que una sociedad educada no mata a sus
estudiantes, no viola a sus mujeres y no ultraja a sus niños, por tanto, cuestionarnos
si vivimos o no en un mundo educado –tristemente-
está de más.
Ahora
bien, si partimos de la idea de que el aprendizaje es un proceso de
construcción y no de recepción valdría la pena preguntarnos ¿nuestros
estudiantes están aprendiendo de manera efectiva? Y espero que al analizar la
respuesta a esta cuestión no se sientan como yo la primera vez que me enfrente
a ella.
De
tal forma que, en un mundo en el que el conocimiento pierde vigencia de manera
tan vertiginosa, no queda más que apostarle a las habilidades, enseñar a
nuestros estudiantes a “aprender a aprender” es la fórmula más eficaz para
lograr un mejor mundo.
No
obstante, en algunos casos nuestros estudiantes son aun altamente dependientes
de nosotros, dado que proceden de una tradición en la que su participación se
reducía a ser meros receptores de sus conocimientos, si es que eso es posible.
Así,
comparto con ustedes dos estrategias que hemos implementado en la Escuela
Telesecundaria “Melchor Ocampo” con el fin de convertir en agentes de su
conocimiento a nuestros estudiantes:
“Actividades de fomento a la
Lectura y Escritura y Desarrollo del Razonamiento Matemático”
Nuestra
alumna María de los Ángeles es la responsable de este proyecto, su labor
consiste en designar los equipos y las fechas en las que sus compañeros asistirán
a la primaria de la comunidad (Tzinacanepec, Tlatlauquitepec, Puebla), una vez constituido
el equipo, se reúnen para leer y elegir qué cuento o fábula le leerán a sus compañeros
de la primaria, posteriormente arman las pregunta de comprensión lectora y los
problemas de mate –relacionados con el texto-, después se forman las comisiones
y en colectivo designan quién se encargará de la presentación; de leer el
cuento; de repartir el material; de hacer las preguntas de comprensión y plantear
los problemas de mate; de monitorear el trabajo de escritura; de organizar la
actividad lúdica; y, finalmente, de presentar el agradecimiento.
“La estrella PEM”
El
PEM llega a clase con una estrella dorada pegada en pecho u hombros y escribe
en el pizarrón o en un hoja la lista de actividades a realizar durante ese día,
así en el momento en que él lo considere pertinente despega la estrella y se la
pega a cualquier de los estudiantes, que, en ese momento se convierte en el
moderador de la sesión.
Los
estudiantes se han mostrado muy entusiasmados, incluso tienen ya un gafete de
PEM que ellos mismos hicieron, además nos dejan tareas y es lindísimo ver que
utilizan las rutinas de cultura de aula pese a no ser nosotros quienes estamos
al frente.
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