Cuando escucho la
palabra evaluación me remonto a mis clases en la universidad al respecto de la
misma, evaluación educativa es un proceso sistemático, organizado e intencional que permite obtener
información útil para conocer y juzgar las repercusiones o efectos producidos
por un programa educativo tanto en los procesos, como en los productos. A
partir de la valoración realizada se deberán tomar acciones, para mantener o
fortalecer lo que está funcionando, o para modificar aquello que resulte
deficiente.
En términos académicos y en términos
educativos la evaluación tiene buenas intenciones, pero ¿qué sucede cuando esta
llega a manos de gente inexperta, poco preparada y corrupta? Sucede lo que
muchos PEMS estamos viviendo en estos momentos; la evaluación a tercer grado de
primaria. Si alguien se detiene a leer este escrito no quisiera abrumarlo con
todas mis preguntas acerca del verdadero significado de la evaluación, tampoco
quisiera aburrirlo con todas las definiciones, más bien quisiera trasladarme a
la realidad educativa, a la realidad que día con día experimentamos y en mi
caso a salirme de esa realidad que veía a través de múltiples investigaciones
durante mi vida universitaria, ahora quisiera replantearme mis respuestas y
darles un sentido, un significado, una interpretación más allá de mi formación
psicológica, un por qué.
Si bien es cierto que la evaluación debería
convertirse en una herramienta útil que al aplicarla nos permita tomar
decisiones, es aún más verídico que para los docentes se traduce en un mal con
el que se debe terminar, en un mal que se extermina con la trampa, la mentira y
la máscara, esa máscara que envuelve resultados maquillados, esa máscara que
encubre la realidad, que nos presenta una cara pulcra y limpia, donde detrás
hay solo una cosa; porquería. Así la llamo porque es la palabra que me viene a
la mente cuando pienso en mi espina de esta semana, Lupita otra PEM y yo, nos
encontramos en una primaria del municipio de Xiutetelco en la parte más alta de
la Sierra Norte de Puebla, atendemos a 3º y 4º de primaria respectivamente,
esta semana nos enteramos de que los alumnos de 3º de todas las primarias
tendrían una evaluación el próximo Martes 21 de Octubre, misma que ventilaría
resultados de los docentes que dieron clase a los niños durante dos años, esta
prueba será aplicada por otro docente de una primaria de la zona.
¿Qué sucede con la evaluación? ¿Por qué pone
de cabeza al mundo? ¿Qué uso se le ha dado? ¿Qué y a quién se está evaluando?
¿Qué pasa con los resultados de la evaluación? ¿Quiénes son los más afectados?
Estas son las preguntas que vinieron a mi mente esta semana donde viví una de
las peores realidades “el maquillaje de los resultados” resulta que los
docentes de mi primaria se encargaron de regularizar inesperadamente a los
niños de tercer grado, ellos preocupados repentinamente por el rezago evidente
que tienen los alumnos, decidieron hacerlo después de clases cuando Lupita y yo
no estábamos. Dicha situación nos trajo dudas y sospechas, fue así que
vislumbramos los planes de los maestros; preparar a los niños para la
evaluación, afortunadamente llevamos una excelente relación con los niños y
ellos fueron los que nos platicaron la situación que estaban viviendo después
de clases, ¡estaban resolviendo el examen! Con ayuda de los niños de 5to y 6to
por supuesto, ya que los niños de 3º tienen tanto rezago que el 70% del grupo
aún no sabe leer. Lupita y yo decidimos tomar decisiones y fue así que en una
reunión con el colegiado, aprovechando la visita del supervisor, acordamos
quedarnos con los niños de 3º y 4º hasta las 3:15 de la tarde para evitar
dichas anomalías.
Mi espina de esta semana se resume a tres
preguntas para reflexionar; ¿las evaluaciones tienen un fin claro u oscuro?,
¿las decisiones a partir de los resultados de las evaluaciones benefician o
perjudican?, ¿es mejor preparar a los niños para las evaluaciones o para la
vida? Espero que quien lea esta publicación tenga una opinión al respecto.
Y como no todo está perdido y habemos
personas comprometidas con nuestro trabajo, mi rosa de esta semana es hermosa,
ya que logré que Anallely una de mis alumnas de 4to año después de un mes de
trabajo por las tardes en regularización, por fin aprendiera a leer, y qué digo
lo logré, ella lo logró con todo su esfuerzo y su entusiasmo, estoy muy
orgullosa de ese logro y se lo digo todos los días para motivarla, todos los
días ella me abraza y en ese abrazo yo siento todo su amor y agradecimiento y a
mí no me queda más que agradecerle a Enseña por México por darme la oportunidad
de tener este tipo de rosas en mi vida.
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