Reflexionar acerca de una palabra
o un objeto como dice Paulo Freire en la primera parte de su libro “Cartas a quien
pretende enseñar” debe ser un proceso integrado y complementario, reflexionar se basa en pensar, leer y escribir y
lo describe como una relación íntima e inquebrantable.
Los fundamentos de Freire en esta
parte son:
- · No se puede pensar sin escribir ni leer
- · No se puede escribir sin pensar
- · No se debe leer la palabra sin leer el mundo.
Practicando los fundamentos de
Freire (pensar, leer, escribir) reflexiono sobre la importancia de la lectura y
escritura como pilares fundamentales dentro del aula.
Hablaré un poco del amor, del
amor como práctica consciente, de la calidad y disfrute de las actividades
diarias, amor a lo que nos rodea, a nosotros mismos. Seguro se preguntarán ¿Por
qué amor?
Es imposible enseñar sin ese coraje del
querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir.
Freire
La preparación afectiva es
fundamental cuando se es educador, así como la preparación científica, física y
emocional. Desde el amor es donde el maestro se convierte en aprendiz, y es ahí
donde nace el gusto por la libertad, el riesgo de crear y el rechazo a la
ignorancia, el carácter y el hambre de conocimiento. El
maestro se transforma entonces en un ciudadano crítico, consciente plenamente
de su aula, de sus alumnos, del contexto y del sistema complejo del que todos
somos parte, sabe cómo funcionan cada una de esas unidades interconectadas y del
papel que tiene él como otra unidad, ni
más ni menos importante, se llena de responsabilidad social y política.
Después de la
transformación, ahora que es plenamente
consciente y crítico, es hora de guiar a los alumnos por una práctica efectiva de
la lecto-escritura, enseñarles a leer el mundo, a poder interpretar las
palabras, como dice Alex Grijelmo en su libro La seducción de las palabras, a
descubrir las historias que han escrito las palabras.
Imagino la lectura como el catalizador en
nuestra mente, si le ponemos una gota
provocaremos una reacción entre lo que decimos, escribimos y lo que pensamos.
Pero si sólo ponemos ahí los ingredientes sin provocarles nada, sin hacer que
tengan uno de estos colapsos mentales en los que la lectura origina un sinfín de
pensamientos, de relaciones entre lecturas y lo más importante, ¡provoca
curiosidad! Si los dejamos ahí como
elementos independientes, no pasará nada, llenaremos sus mentes de basura. Esta
relación (pensar, leer, escribir) de la
que Freire habla sin cansancio abre
puertas que creíamos inexistentes, puertas que transformarán a nuestros alumnos, su forma de pensar, de
aprender, de conocer, de leer, de escribir, de estudiar, y sobre todo transformarán su realidad.
Todos, morenos, rubios, altos,
bajos, gordos, flacos, maestros o no
maestros, habitantes de áreas urbanas o de la Sierra Nororiental de Puebla,
TODOS en palabras de Freire “tenemos el derecho y deber de luchar por el
derecho de ser nosotros mismos, a optar, a decidir, a desocultar verdades”.
Seamos el Yoda de los alumnos y pongámonos a leer.
Nota al lector.
Leí y recordé lecturas, historias,
autores, anécdotas… tuve un colapso
mental.
En este momento entiendo la intención
de Saúl, nuestro Yoda, -lean y escriban-. Hoy dejó de ser una obligación,
regresó el placer de hacerlo y ahora de enseñarlo.
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