domingo, 9 de febrero de 2014

El espíritu creativo, Daniel Goleman

Antes que nada, atento lector, esto no es una reseña, es una simple interpretación, llana y vaga sobre el libro.

-¿Qué es la creatividad? ¿Es una forma de hacer o una forma de ser?.
Yo creía, hasta antes de leer a Goleman, que la creatividad era una ensoñación, un chispazo de iluminación casi milagrosa que era prodigio de unos cuantos. De aquellos que poseen todas las respuestas, de los que se las saben de todas, todas. Sin embargo, durante las primeras páginas del libro, Goleman me abrió los ojos: pude darme cuenta que yo también soy un reservorio de ideas novedosas, que soy una máquina de imaginación, es decir una fuente de creación. Solo basta un poco de actitud positiva, un poco de atención a los detalles, un poco de compromiso con la vocación, muchos deseos de que las cosas pasen e infinitas cantidades de aire para respirar en los momentos más oscuros.

La creatividad es esa ruptura en el pensamiento que da cabida a un río de ideas nuevas que inundan el anticuado caudal y que cambian el curso normal de las aguas.

Así se forja un espíritu creativo: dejándole saber que tiene la oportunidad de crear algo nuevo aunque no precisamente grande o provechoso. Sin embargo, esto no es cosa que se dé de un día para otro, es un fruto que tarda su tiempo en crecer, en madurar, en endulzarse pero que cuando esté listo, el que lo saboreé reconocerá el tiempo y esfuerzo invertido en él.

-¿Cuál es el origen del espíritu creativo?.
Todo comienza con algo pequeño, literal, con algo pequeño. Los niños son la cosa más creativa del mundo, no están encerrados en la pesada maquinaria que a los adultos nos hace pensar solo en efectividad y no en diversión (porque hasta lo divertido lo volvemos aburrido). Esos pequeños seres que encuentran las respuestas en la imaginación y no en el pragmatismo son la mayor fuente de ideas que el mundo puede tener: quien no comparte con los niños su forma de ver las cosas, su pasión al emprender algo, su ingenuidad al preguntar el origen de todo y, más que nada, su deseo compulsivo por hacer las cosas, está destinado a vivir en la monótona y tediosa (por tanto, falta de creatividad) rutina.

Y así emprendemos nuevamente el viaje hacia los tropiezos y errores: cuando comenzamos a caminar, las nalgas se nos amorataron por los golpes. Con la creatividad, no serán nuestras asentaderas las que sufran, sí nuestro orgullo, nuestra energía y nuestra entereza en ocasiones, pero si aprendemos a lidiar con la frustración, el resultado sabrá curar todo lo que en el camino se estropeó.

-Yo ya no soy un chamaco ¿Qué hay de mi trabajo?.
¿Es uno profesional en lo que hace o solo lo hace porque es su trabajo? Hay una larga distancia entre lo que uno hace por vocación y lo que hace por compromiso. Si se dedica usted solamente a cumplir con su empleo, felicidades, al parecer usted está listo para hacer exactamente lo mismo todos los días de la vida. Caso contrario es el de aquel que se apasiona con lo que hace, no porque sea su trabajo, sino porque es su vida, ¿Y quién quiere vivir una vida en la que de antemano sabemos qué pasará el día siguiente y así hasta en final de los días? . Pero esto deja aún inconclusa la pregunta, y si se queda así, es precisamente porque cada individuo debe responderse: ¿Qué hacer cuándo hay problemas?; ¿Cómo actuar cuando las cosas van mal?; ¿De qué manera puedo aportar algo a la solución?. Recuerdo que, para Goleman, cualquier idea es potencialmente una gran idea.

-¿Creativo yo? Creativo tú.
Como parte de esta empresa de transformación humana, Goleman nos explica la necesidad de involucrar a nuestra comunidad en el ejercicio creativo: hacer que la comunidad crezca, mejore o se desarrolle es una labor creativa y sin ella los problemas seguirán allí, el rezago, la insatisfacción. Tomar una decisión, hacer algo diferente, hacer algo es la obligación de todo aquel que no se quiere subir al barco del conformismo y el estancamiento.

Así, el espíritu creativo de Goleman, es más una reflexión sobre nuestras propias cualidades y la puesta en práctica de la imaginación inherente al ser humano no


Nota: los apartados aquí hechos no coinciden con los del libro.


Goleman, Daniel; Kaufman, Paul; Ray, Michael; El espíritu creativo, Ediciones B, Barcelona, 1992.

No hay comentarios:

Publicar un comentario